EL SUSPIRO DEL MORO. Se dice que cuando en 1492 el
rey BOABDIL se vio obligado a abandonar Granada, lo hizo en el más absoluto de
los silencios, dando la espalda durante toda esa larga marcha hacia el exilio,
a su querida Alhambra. En un momento dado, al alcanzar un viso en la zona de Al
Badul (hoy conocido como El Padul) se detuvo y, volviendo la mirada hacia su
añorado palacio, exclamó con un profundo suspiro de resignación: ¡Alá
Akbar! (Dios es grande). Fue entonces cuando su madre, la sultana
Aixa Al-Horrá, increpó su vano lamento con las siguientes palabras:
Bien haces, hijo, en llorar como mujer lo que no
fuiste para defender como hombre.
Dado que en aquellos tiempos, la historia se transmitía por vía oral de generación en generación, existen otras variantes sobre tan lacerante sentencia:
Llora, llora como mujer lo que no supiste defender
como hombre.
Esta leyenda la leí hace mucho tiempo, unos 12 ó 13 años quizás, y puedo decir que se me quedó muy grabada "llora como mujer lo que no supiste defender como hombre." realmente es para pensar, cuando nos sentimos mal por todo aquello que perdemos sin siquiera haber luchado.
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